Se trata de uno
de los fragmentos más maravillosos en la historia de la literatura europea que
forma parte de la novela de Meyrink “El Rostro Verde” (edición española en
Ediciones Sirio, Málaga 1989, págs. 204-211) y que empieza así: “La llave que
abre nuestra naturaleza interior está oxidada desde el Diluvio, se llama Velar;
Velar lo es todo…” Estar despierto lo es todo.
El hombre está
convencido de estar despierto, cuando en realidad se halla preso en una red de
sueños que él mismo ha tejido.
Meyrink,
desengañado por los distintos sistemas iniciáticos degenerados o que llegaban a
Europa en pésimas condiciones de transmisión, o simplemente que eran verdaderas
doctrinas caricaturescas (teosofismo, neorosacrucianismo y ocultismo en
general), decidió elaborar su propio sistema, dándole coherencia y
homogeneidad. Este sistema está presente en sus novelas y es lo que el “último
Evola” en Cabalgar el Tigre (1966) llama “vías autónomas hacia la trascendencia”,
algo que para René Guénon constituía una herejía. Así pues, las obras de Meyrink contienen un
verdadero método iniciático y no pueden ser leídas como simples relatos
imaginativos, más o menos brillantes y más o menos literariamente perfectos,
sino que es preciso percibir en ellos su dimensión trascendente y
transfiguradora
La iniciación
parte de un concepto anterior y superior: la existencia de dos mundos
separados, el mundo de lo físico y el mundo de lo metafísico, el mundo que es
materia y el que está más allá de la materia; la iniciación sería el puente que
uniría ambos mundos y que permitiría a la naturaleza humana, básicamente
material o “espiritual” (pensamiento y voliciones), pasar al mundo superior.
Hay distintos “modelos” iniciáticos en función de las distintas tradiciones,
pero todos parten de la idea de muerte-resurrección. Muerte para el
hombre-viejo ligado solamente al mundo de la materia y resurrección de un
hombre-nuevo alterado antológicamente en su esencia interior, no como concepto
sino como realidad perceptible. Esto y no otra cosa es la iniciación.